Estos perros podrían haber viajado con Atila y Gengis Khan, proporcionando una estirpe de raíz de mastines en Asia Central. Los de las mesetas del Himalaya se convirtieron en guardianes del campo de los pastores nómadas. Su estilo de vida nómada fomentó su distribución, pero las altas montañas que separan las mesetas y valles crearon poblaciones aisladas. Por lo tanto surgió una amplia gama de perros, con gran resistencia y capacidad de vigilancia que llevó a una selección.
Además de cuidar los asentamientos, los perros se utilizaban para proteger las aldeas y los monasterios. Estos centinelas del pueblo solían ser encadenados a las puertas y a los tejados durante día, y se les permitía vagar de noche. La raza se mantuvo bastante desconocida fuera del Tíbet autóctono hasta 1847, cuando el virrey de la India envió un perro grande del Tíbet llamado Siring a la reina Victoria. Entonces ganó gran popularidad cuando dos perros importados por el Príncipe de Gales fueron exhibidos en un espectáculo canino en 1874.
Las importaciones se mantuvieron en pequeñas cantidades y no fue hasta el 1931 que la Asociación tibetana de Razas de Inglaterra desarrolló un estándar de la raza. Con pocos perros fuera de su país natal, el futuro de la raza se vio amenazado cuando China invadió el Tíbet en la década de 1950, desplazando a los perros autóctonos. La supervivencia dependía de la huida a países vecinos o la retirada a las aldeas aisladas de las montañas. El Dalai Lama envió dos perros al presidente Eisenhower, pero pronto desaparecieron.
En la década de los 70. llegaron estirpes de Nepal y la India a los programas de cría que existían en Estados Unidos. Las importaciones que llegaron tenían amplia base genética, lo que representa la variación natural en el tamaño y el estilo de la raza en la actualidad. El mastín tibetano es ahora sobre todo un compañero y guardián de familia, aunque algunos se usan como protectores de animales. En el año 2005 esta antigua raza comenzó un nuevo capítulo cuando entró en el grupo de clase Misceláneas del AKC.
Temperamento:
Como corresponde a su largo pasado de centinela solitario y protector, los mastines tibetanos son independientes, de carácter fuerte, y territorial. Son distantes con los extraños, pero dedicados con su familia. Su socialización adecuada es esencial para que puedan aceptar a los extraños y no sean demasiado sospechosos.
Son amables y pacientes con sus niños, pero puede proteger su hogar contra niños que visiten y que pueden considerar una amenaza a los niños de la familia. Por lo general son buenos con otros perros y rara vez son perros agresivos. (En el Tíbet se mantuvieron a menudo con Lhasa Apsos.) La mayoría de los mastines tibetanos son buenos con otros animales.
Preparación: El mastín tibetano requerirá la preparación y éste para el dueño es un buen cepillado regularmente. Este perro es un shedder pesado para cerca de un mes pues el tiempo comienza a calentar y entonces más cepillado es necesario y éste debe ser diario con el vertimiento.
Condiciones vivas: El mastín tibetano puede vivir en un abastecimiento del apartamento; hay sitio pues esto es un perro grande y eso el perro tiene un montón de ejercicio diario.
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